Un líder con una voz atractiva —piensa en Bill Clinton— tiene más probabilidades de ser percibido como efectivo que uno con una voz poco atractiva, por ejemplo, George H.W. Bush. Un equipo liderado por Timothy DeGroot, de la Universidad Estatal del Medio Oeste, en Texas, llegó a esta conclusión tras estudiar los patrones de discurso de 19 presidentes de Estados Unidos y nueve primeros ministros canadienses, analizando elementos tales como la variabilidad del tono, la frecuencia del habla y las pausas. Sin embargo, los investigadores no encontraron ningún vínculo entre la calidad de voz y real eficacia como líder.
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