Nadie quiere una botella de vino conectada a internet. O un pañal de bebé «inteligente», sin importar qué tipo de datos recopile. Según nueva investigación de mercado, los consumidores están más interesados en el Internet de las cosas cuando les ayuda a ahorrar dinero o a controlar más fácilmente sus otros electrodomésticos.
Lo que no les interesa es un dispositivo conectado por sí mismo, como una bombilla que parpadea cuando suena el teléfono o que pulsa al ritmo de la música. Si el Internet de las cosas va a crecer tan rápido como se prevé, las empresas tendrán que empezar por adaptar los productos a las necesidades existentes de los consumidores.
Para medir la demanda del Internet de las cosas, la firma de investigación Affinnova utilizó una herramienta en línea para mostrar a los consumidores una serie de opciones de productos, dos a la vez, y les pidió que seleccionaran cuál sería más probable que compraran. Los ganadores fueron refrigeradores conectados, sistemas de rociadores y filtros de agua.
La empresa también pidió a los consumidores que eligieran entre diferentes conjuntos de funciones para un subconjunto de productos, a fin de determinar qué características de cada categoría de productos eran las más deseables. En cada caso, los consumidores priorizaron la eficiencia y el ahorro, así como la capacidad de acceder a los datos o controlar un aparato mediante un smartphone. La característica más buscada de una bombilla inteligente, por ejemplo, es algo que muchos de nosotros ya tenemos en nuestras oficinas: apagarse automáticamente cuando no hay nadie cerca.
Existe un paralelismo entre estas preferencias de los consumidores y el mercado industrial del Internet de las cosas. Por ahora, las empresas están más interesadas en utilizar dispositivos conectados para operar los procesos existentes de forma más eficiente con el fin de ahorrar dinero. Pero los analistas de Forrester Research argumentar que esta fase de eficiencia es temporal y que si las empresas se centran demasiado en ella corren el riesgo de perder el máximo potencial del Internet de las cosas.
Se podría argumentar lo mismo sobre el mercado de consumo. Por ahora, el interés está en los dispositivos que ahorran tiempo o dinero, o que hacen que las rutinas existentes sean menos molestas. Aun así, es posible que la mayoría de nosotros no sepamos qué es lo que eventualmente querremos del Internet de las cosas hasta que alguien lo construya y nos deje probarlo.