por Andrew Zolli y Ann Marie Healy; visualización por Abierto.
El esfuerzo global para llevar agua potable a Bangladesh pareció ser un gran éxito, dos veces. Pero cada vez, el éxito contenía las semillas del fracaso épico. ¿El mensaje general? El éxito requiere vigilancia continua. No asumas que la misión se ha cumplido.
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Lecciones aprendidas
La gente dice que el éxito tiene mil padres pero el fracaso es huérfano. Sin embargo, no en este caso. Muchos factores hicieron que la intervención del pozo de Bangladesh se convirtiera en una lucha prolongada. Estas son dos de las más importantes:
Diseñar «para» en lugar de «con»
Las organizaciones detrás de la intervención inicial fueron burocracias internacionales con una comprensión incompleta de la población local, en particular de las mujeres rurales. Las consecuencias de sus errores se agravaron con el tiempo. Deberían haber adoptado a la comunidad como codiseñadora, no meramente receptora, de la solución.
Falta de «medidas completas»
Las organizaciones no evaluaron completamente los impactos de sus proyectos. Debido a que solo midieron el éxito por el número de pozos construidos y la disminución de las enfermedades transmitidas por el agua, no detectaron los primeros signos de la crisis de la arsenicosis. Y tardaron en detectar los problemas sociales que creaban los pozos pintados. Deberían haber desarrollado medidas más amplias de salud comunitaria y haberlas monitoreado continuamente a lo largo del tiempo, en asociación con las comunidades.