A medida que las organizaciones se preparan para la larga y lenta reincorporación de los trabajadores, deben prepararse para una fuerza de trabajo ansiosa. La incertidumbre continua hará que sea un proceso estresante, pero entender cómo el cerebro procesa y gestiona la incertidumbre puede ayudar. Específicamente, mucho de lo que sientes que debes hacer cuando estás ansioso es lo contrario de lo que realmente deberías hacer.
El autor aporta tres estrategias paradójicas que ayudarán durante el reingreso de la fuerza laboral. En primer lugar, cuando se trata de la gestión del rendimiento, usted necesita ser más flexible, no más controlador, con sus trabajadores. Tratar de enfocarse en las métricas de productividad o en nuevos modos de verificar a su fuerza laboral para asegurarse de que está trabajando solo enviará la señal de que no se debe confiar en ellos y, más bien, se pierde sin rodeos el hecho de que la mayoría de los trabajadores están haciendo malabarismos múltiples deberes, incluyendo la crianza de los hijos y la educación.
En segundo lugar, cuando se comunica con la organización, menos es más. La transparencia en forma de acceso omnipresente a la información aumentará la ansiedad. En lugar de ello, busca una claridad radical creando, digamos, cinco objetivos clave sobre los que te comunicarás y no comunicarte activamente sobre los demás.
Tercero, para ser un líder fuerte, debes ser vulnerable. Mejorar la cohesión del equipo depende del valor del liderazgo para ofrecer una visión de sus propias luchas profesionales y experiencias emocionales posteriores. Al hacerlo, enriquecen la conexión con el equipo y, posteriormente, la agilidad.
Hacer estas cosas se sentirá incómodo porque estás anulando las reacciones naturales de tu cerebro a la ansiedad, pero no lo tomes como una señal de que no funciona. Es una señal de crecimiento productivo, que nos dice que estamos en el camino correcto para hacer cambios sustantivos.
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