Reunirse con un nuevo jefe por primera vez puede parecer un encuentro decisivo, especialmente si es la nueva en la empresa y presumiblemente busca que las cosas cambien. Puede que te sientas tentado a liderar con tu agenda personal. Si lo haces, formarás parte de un constante desfile de peticionarios, cada uno de ellos con un conjunto limitado de demandas (como lo ve el líder).
No llegues a esa reunión inicial con montones gruesos de documentos y una presentación de PowerPoint. Y no prepares una audición ansiosa que recapitule tus recomendaciones de LinkedIn. En cambio, haz preguntas y escucha las respuestas. Descubre quién es la nueva jefa, cómo le gusta trabajar, qué es lo que aún no sabe que tú puedes ayudarla a aprender. Responde a sus preguntas con franqueza también, y no seas tan apretado que no dejes que el jefe vea quién eres.
Tom Gilmore, director del Centro de Investigación Aplicada, ofrece los siguientes consejos para lograr que los primeros encuentros cruciales tengan éxito:
- Facilidad en la relación. Piensa de forma incremental. Elige solo algunas cuestiones vitales para tratar desde el principio, las que te ayudarán a sentar las bases para una alianza efectiva con tu nuevo jefe. Por ejemplo, informe inicialmente sobre las nuevas iniciativas de innovación abierta de su unidad. Con el tiempo, puedes discutir con más profundidad los proyectos que han recibido luz verde hasta el momento.
- Observa su estilo. ¿Tu nuevo jefe prefiere conversaciones cortas o largas? ¿Un buffet de opciones o una mejor recomendación? ¿Datos duros o blandos? Usa estos indicadores para dar forma a la forma en que te presentas a ti mismo y a tus ideas.
- Considere las afirmaciones de los demás sobre su atención. Puede que sean ustedes dos sentados en su oficina, pero no son los únicos que quieren algo de ella. Tenga en cuenta cómo otras partes interesadas clave podrían afectar su agenda y resalte cómo sus problemas encajan en esas prioridades generales.
- Colaborar. Ayúdala a formarse opiniones sobre temas de importancia para ti, para ella y para el grupo. Evite simplemente buscar su juicio sobre sus ideas. Si, por ejemplo, cree que el grupo ha crecido demasiado aversión al riesgo, inicie un debate más amplio sobre el riesgo. Comparta anécdotas sobre cómo el grupo lo ha abordado en el pasado y pregúntele sobre sus experiencias e ideas.
- Sé honesto. La mayoría de los líderes entienden la dificultad de decir la verdad al poder y, sin embargo, al principio deben depender de extraños relativos para realizar evaluaciones honestas. Busque vacantes para brindar franqueza útil sobre algún aspecto clave de la agenda del nuevo jefe. Supongamos que su jefe quiere lanzar una iniciativa que requeriría la aceptación de dos jefes de unidad que no funcionan bien juntos. Diplomáticamente llamar su atención sobre esa dinámica y compartir historias de cómo otros han sido capaces de lograr que los dos cooperen.
- Acomoda sus preferencias. Tu nueva jefa ha heredado sistemas y procesos adaptados a las peculiaridades de su predecesora. Cuanto más aprendas sobre cómo le gustaría recibir apoyo, más rápido podrás ayudar a desarrollar nuevos sistemas que funcionen para ella. Por ejemplo, si su estilo es delegar, sugiera una reunión semanal regular para revisar las tareas y las cargas de trabajo. Hágale saber qué tipo de tareas le conviene realizar y manténgala informada de su ancho de banda.
Establezca un sentido de conexión, dice Gilmore, «encontrando vínculos entre lo que le gustaría que sucediera y las cosas que el nuevo jefe quiere lograr». Habrá tiempo para tu agenda después de haber construido una relación sólida.
Este post está extraído de la Guía de HBR para administrar en todo el mundo.